Desde antes del tiempo

jueves, abril 20, 2006

1era. Parte Israel - Capítulo

“…you may say I´m a dreamer

But I´m not the only one…” (John Lennon)


-Cuando mi papá se entere de que pagó lo que pagó para que su princesa se dedique a limpiar baños, le va a dar un ataque-murmuró Dana Meier mientras acomodaba su campera a modo de almohada en el césped. Por los mini parlantes de su walkman se escuchaba a Air Supply cantando sobre dos personas solitarias menos en el mundo.

El tibio sol de invierno calentaba lo suficiente como para que todas las tardes, desde que llegaran al kibbutz, Dana, como la llamaban sus íntimos, y sus amigas, se juntaran a compartir las experiencias de cada día.

-Decididamente y a pesar de la lavada de baños, vidrios o pisos es lo mejor que me pudo pasar-y con una sonrisa de sirena que le iluminaba el rostro cerró los ojos por un instante y agradeció el poder estar ahí con sus mejores amigas. Recostada sobre los codos, inhaló el aroma a verde y esperó. A los pocos minutos llegó Ela y se acostó a su lado.

-¿Cansada?

-Frita.

-Lógico.

La paz que las rodeaba era tan intensa que con un suspiro de placer la recién llegada optó por perderse en la música y relajarse.

-¡Dana!

-Llegó Sonia-anunció burlonamente Ela.

-La escuché-contestó Dana sin moverse.

-La escuchó todo el kibbutz.

-¡Dana!-repitió Sonia casi sin aliento y desplomándose en el pasto.-Acabo de ver al hombre de tu vida.

Semejante declaración llamó decididamente la atención de las otras dos jóvenes, que se sentaron inmediatamente.

-Es alto, muy alto; es rubio, muy rubio y tiene los ojos más azules que puedas haber visto en tu vida.


3ra. Parte

Buenos Aires (9años más tarde)

Capítulo 1


Parada en un semáforo, tamborileaba los dedos sobre el volante de su compacto Mitsubishi plateado, al ritmo de la música. Recordando la revista Uno que había depositado en el asiento del acompañante, aprovechó ese minuto, y la hojeo. En la parte central de la publicación, había una serie de fotografías, un estudio sobre la mujer de hoy. La foto principal, que ilustraba el artículo, la dejó sin habla: era una toma que recordaba muy bien, ella, sentada contra un tronco, en el lejano kibbutz al que había ido hacia tantos años, que parecía otra vida.

Capítulo 3

-Sigue hablando con todo el cuerpo-fue lo primero que se le cruzó a Erik por la cabeza, cuando se repuso de la impresión inicial de ver a Dana, tantos años más tarde.

Vestida con un traje sastre de color verde, con la pollera un centímetro mas corta que lo estipulado por la moda, presentaba un gran cambio, con respecto al recuerdo de la longuilínea muchacha, de eternos jeans gastados y largos pullóveres, que él guardaba en su memoria.

sentado a espaldas de Dana, evaluaba su posición actual. Hacia 9 años que no la veía. No sabía si estaba casada, si ese joven era su novio; tampoco sabía cómo iba a reaccionar ella si él aparecía así, repentinamente. Su proyecto de hacer fotos en este país no era nuevo, hacía mucho tiempo que tenía ganas de hacerlo, y siempre había surgido algo; pero hacía una semana, sentado con el director de la revista UNE, había comentado sus inquietudes sobre recorrer la Argentina y hacer algo distinto. Sin pensarlo siquiera, el director aceptó, con la condición de qué buscara un ángulo diferente para la nota. Y allí estaba, 7 días más tarde, mirando al real objetivo de su viaje, hablar con dos hombres, a sólo tres metros de distancia.

con un nudo en el estómago, que no había notado momentos antes, se volvió hacia la joven que lo miraba con una mezcla de sorpresa y furia en esos ojos tan expresivos.

-Aldana...

-Lena- contestó Dana fríamente, con la voz que solía usar para hablar con el directorio de la empresa.

-Estás igual, no cambiaste en nada.

-No sé si tomarlo como un cumplido o como un insulto.

-Dana, tenemos que hablar.

-Yo creo que no. Que tengas una buena vida-contestó secamente, y girando sobre los talones, se dirigió hacia la puerta.

Por segunda vez en el término de una hora, Erik sintió que una furia irracional lo invadía. Sin poder controlarse, tomó a la joven por un brazo, haciéndola girar de tal manera, que quedó aprisionada contra su pecho.

Temblando de bronca, Dana levantó su cara hacia la de él, y con ojos que echaban fuego, empezó a decirle lo que opinaba de los hombres con actitudes machistas.

Erik, miró a la muchacha que, después de tantos años, volvía a tener entre sus brazos, y sin poder contenerse, bajo su cabeza y la besó.

El roce de esos labios le trajo recuerdos que creía enterrados para siempre, y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo.

Dana, impotente, opuso resistencia, pero Erik, y su propio y traicionero cuerpo, decidieron otra cosa. El mundo que los rodeaba desapareció, y se sintió inmersa en una multitud de sensaciones, que le aflojaron las rodillas y le nublaron el pensamiento.

1 Comments:

Blogger Soshebar said...

Iri, gracias x escribir...besos, So.

12:12 a.m.  

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