hadas 5
Fritzchie y Manchu cruzaron el bosque
rapidamente, lo conocían como la palma de sus manos, porqeusi bien estaba del
otro lado de la Línea Fugaz, los campamentos de la escuela se hacían ahí. La
ley del reino de las hadas era clara, nadie, ningún hada menor podia salir sola
del pueblo, pero el rey no era tonto , él también había sido joven, impulsivo y
desobediente y prefería que los chicos conocieran el terreno que circundaba su
reino a pesar de la prohibición, para evitar males mayores. Entonces,
aprovechaban las clases de “frutos y flores” para hacer excursiones.
Manchu encontró la puerta enseguida y la
atravesaron sin problema. Una vez del otro lado, escondidos detrás de un tallo
de margarita, vieron a Juliana colgarse el cristal del cuello. Y empezaron a
seguirla hasta que un monstruo Rosado empezó a gruñirles.
-Piropo!! Vení para acá .- llamó la nena.
El perro seguía ladrando a un grupo de flores-Vení, te dije!!- pero al ver que
no hacía caso, se agachó a recogerlo. Por sobre su hombro el perrito seguía
gruñendo al cantero de flores, y entre las margaritas Manchu y Fritzchie
abrazados, temblaban de miedo.
-Qué fue eso?-preguntó Fritzchie
-Ni idea, pero es enorme-contestó Manchu-
Ahora no podemos investigar qué clase de animals tienen los humanos, necesito
recuperar mi cristal, vamos a seguirla.
En el frente del palacio el rey y su hija
seguían charlando. A Piropo se lo había llevado uno de los guardias que
vigilaba la entrada, porque el perrito seguía ladrando desesperado.
Juliana le estaba contando a su papa lo del
cristal que reflejaba los colores del sol, cuando el rey vio un pequeño
movimientp entre los Rosales.
-…y no es una de las joyas de la
reina-seguía diciendo Juliana mientras agarraba con su manita el cristal
Escondido debajo del vestido- así que me lo voy a quedar para jugar.
-Me permitirías verlo?-preguntó el rey
Casimiro sin sacar los ojos de la rosa amarilla con bordes rojos, la preferida
de su esposa.
Juliana sacó el cristal y se lo mostró a su
papá, y éste para poder verlo major se acuclilló frente a su hija y
dirigiéndose a la rosa, dijo: “Creo que sería importante que TODOS nos
reuniéramos en mi escritorio.”Y tomando a Juliana de la mano comenzó a subir
las escaleras.
-No era que los humanos no nos podían
ver?-preguntó Fritzchie más que asustado.
-Algunos pueden. Los niños en general
mientras son bien pequeños, y algunos adutos que recuerdan nuestra existencia
de su época infantil. Hay excepciones.
-Y ésta es justamente una de ellas-suspiró
Fritzchie.
Ambas hadas volaron detrás del rey y
Juliana.
-Lo que no entiendo es por qué la nena no
nos puede ver-cuchicheó un primo al otro
-Todo tiene una explicación-contestó el
rey sin mirarlos
Manchu, de un codazo, hizo callar a
Fritzchie. Obviamente este humano los veía y los oía perfectamente.
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