Desde antes del tiempo

miércoles, noviembre 25, 2009

LEER

"Y con esas palabras se despidió y desapareció de su vida para siempre…"

Con los ojos abiertos como platos y una sensación de “me falta algo” Tamara releyó las últimas palabras de la novela de 400 páginas que acababa de terminar y en un acceso de furia revoleó el libro contra la pared. Desde su punto de vista, leer era un escape, era transportarse a otro mundo otra dimensión donde los malos eran malos pero podían cambiar, o no. Pero los protagonistas siempre, pero siempre, terminaban juntos en happy ever after. Y nadie miraba como seguía ese happy ever. Porque para eso una había sufrido y transpirado, corrido y llorado junto a ella a través de las páginas, pero siempre valía la pena, ya que al final del arco iris estaba ÉL, el héroe en su caballo blanco, o su mercedes negro o su bm azul no importa, él estaba y terminaban juntos. Porque para eso una lee novelas, porque para finales tristes esta la vida, con sus altibajos y sus despidos y despedidas, con sus peleas sin retorno y las injusticias. Por eso Tamara se levantó de su sillón favorito, recogió el libro que había caído abierto en la pagina 364 y leyó : María lloraba sobre el piso frente a su obra destruida sin entender que Gabriela en su locura, en sus celos, pudiera hacer añicos la figura. Y así la encontró Joaquin, dormida, agotada de tanto llorar, rodeada de escombros.

Gritando cual desquiciada, pareciéndose tal vez a la Gabriela de la novela, Tamara intentó romper el libro por la mitad, pero lo pensó mejor y, de a poco lo fue deshojando con un placer casi demencial, tirando al fuego de la chimenea hoja por hoja, excepto la tapa, que cual cadáver despojado de sus carnes ocupó un lugar en la amplia biblioteca de la familia Tepper, bien a la vista, bien a mano, para recordar que jamás debía comprar otro libro de esa autora.