Desde antes del tiempo

lunes, diciembre 18, 2017

último hadas

La espera no fue larga, unos pocos segundo más tarde se oyó un “plop” y Oren, rey de las hadas, apareció.
-Salvé Casimiro, rey de los humanos.
-Salve Oren, rey de las Hadas- contestó Casimiro- Deseas acaso un poco de licor de jazmín?
Juliana no atinaba a cerrar la boca. Manchu, cuando vio a su rey se levantó de un salto y se puso morado. Fritzchie se atragantó y tuvo un acceso de tos. Juliana, imitando a su padre sirvió jugo de mandarina en otro de los dedales y le sonrió.
-Lamento importunarte, Casimiro, pero vengo en busca de estos dos infantes que tantos líos han causado-comenzó Oren.
-No es molestia alguna, al contrario, querido Oren, hace muchos años que no nos vemos.
-Pero yo sé que todo anda muy bien por aquí.
-Y supongo que por allí también. Han dejado de fastidiarte los ancones?
Oren soltó una carcajada-Te acuerdas de ellos? Hace añares que no nos roban más. Desde que nos prestaste a esos bichos, perros?,  que los ahuyentaron.
Ambos monarcas reían recordando otras épocas y los tres niños se miraban sin entender. De repente el rey de las hadas se puso serio y mirando a Manchu y Fritzchie preguntó: Cómo llegaron hasta aquí?
-Es mi culpa su Majestad-se adelantó Manchu, y acto seguido le relató al rey la historia.
-Pero también es mi culpa su Majestad- exclamó fritzchie, una vez que su primo hubo terminado de hablar- Porque  yo no hice nada para detenerlo, es más, lo quise acompañar para ver a un humano de cerca.
- Puedo interceder por ellos, su Majestad?-preguntó el Rey Casimiro a su colega.-La verdad es que acá en mi reino todo marcha de maravillas, excepto por mi hija la princesa Juliana. Es la primera vez que la veo contenta y feliz y todo gracias al cristal que ahora debe devolver. Lo que Manchu quiso hacer es muy loable.  Él quería alegrar a una niña que ni siquiera conocía, y parece que antes de poder completar su misión se encontró con Piropo, el perro rosa de Juliana que lo ahuyentó.
-Sí,sí y en el apuro para que no me coma perdí mi cristal-completó Manchu.
Oren, rey de las hadas se hallaba en un dilema. Debía convencer a la princesa triste que devolviera lo que le daba felicidad, pero por otro lado le debía un favor a ese rey humano que alguna vez había ayudado a su pueblo. Además estaban sus dos hadas semi-adolescentes a los que debía escarmentar por haber roto la ley, pero por otro lado Manchu y Fritzchie solamente habían adelantado ( recién lo aprendían en los últimos años de colegio) lo que las hadas estaban obligadas a hacer, ayudar a los niños humanos, ya que ese era su cometido en la vida.
La solución la propuso la misma Juliana, bajo promesa de secreto guardado bajo siete llaves, llegaron a este acuerdo: Juliana le devolvía el cristal a Manchu, pero a cambio, todos los años iba a pasar un mes en el reino de las hadas, haciendo vida de hada. Los encargados de buscarla y cuidarla eran Manchu y Fritzchie.
A partir de entonces, cada verano, en el reino del rey Casimiro, todos ayudaban a preparar el equipaje de la princesa que “pobrecita” tenía que ir a estudiar a un colegio extranjero cosas de princesas. Y cada vez que volvía el pueblo le organizaba una fiesta.

Pasaron los años, Juliana creció, se enamoró y se casó, pero seguía yendo al país de las hadas todas las temporadas.
Cuando el rey Casimiro murió, en un invierno luminoso, su tumba se llenó de las flores más hermosas que ningún humano hubiera visto jamás.
Juliana lo sucedió en el trono

. Y fue la major reina que el reino pudo tener. Y cada verano, sus hijas partían hacia el reino de Oren, escoltadas por Fritzchie y Manchu.







sábado, diciembre 16, 2017

hadas parte 6

En su oficina el rey mandó a llamar a su ayudante y le dio dos órdenes; que trajeran una bandeja con diferentes jugos de frutas, las masitas con esencias de flores que siempre debía haber en su palacio, dos copas y tres dedales de cristal. Y una vez que hubieren traído todo, que nadie los molestara hasta que él o su hija así lo decidieran. Cuando el mayordomo golpeó la puerta con la bandeja, el mismísimo rey abrió, le sacó la bandeja de las manos al sorprendido hombre y le cerró la puerta en las narices.
Juliana mientras tanto, recorría la estancia con curiosidad, rara vez le era permitido entrar y miraba todo con grandes ojos y mucha ayención como para no olvidar todo lo que ese lugar tenía. En una de las paredes al costado del amplísimo escritorio, que dejó para investigar al final, había un mapa con todos los reinos y mares del mundo y por primera vez notó que los reinos estaban marcados con distintos colores. Más tarde, mucho más tarde se enteraría de que los colores marcaban  qué reinos eran humanos, cuáles eran los de las hadas, los de los orcos, los de los enanos, y los del resto de los seres que habitaban el mundo.
También había una gran biblioteca, que ocupaba las otras dos paredes y un ventanal, que ya sabemos, daba a los jardínes.
El rey dispuso las cosas de la bandeja en una mesa cerca de la chimenea, de un armario con puertas de cristal sacó una botellita azul que estaba escondida detrás del resto de las botellones. Vertió un poco del líquido en uno de los dedales, sirvió jugo en las dos copas y se sentó.
Una vez que Juliana terminó de recorrer la estancia se sentó junto a su papá.
-Qué pudiste hacer con ese cristal?- preguntó Casimiro.
-Mirar los colores del sol- contestó evasive Juliana. Tenía miedo de que si le contaba lo que había visto le quitara el cristal o peor, que no le creyera.
-Vos sabes qué es ese cristal?
-…una especie de joya…
-No Juliana. Es algo mágico, y tiene un dueño.
-Claro que tiene un dueño, bueno dueña. Soy yo.
Fritzchie y Manchu eestaban parados sobre la mesita redonda, escuchando el diálogo y pensando, el primero en las delicias y que se habían perdido la hora del almuerzo y de que en el apuro por recuperar el cristal no habían  preparado ni un mísero sandwich para el viaje; y el segundo en de qué manera iba a pedirle a Juliana que le devolviera lo que le pertenecía. Porque la ley decía  que las cosas pertenecían al hada, o en este caso humano, que lo encontrara. Y solo podia retornar a su dueño original si el que lo había encontrado lo quería devolver. Normalmente se daba ese caso, las cosas se devolvían asus dueños originales, pero a lo largo de la historia hubo casos de rencillas y hasta de batallas por objetos perdidos y encontrados.
Manchu ya había descartado cuanta idea se le había ocurrido. Además, había visto el cambio en la expresión generalmente triste de Juliana. Con el cristal colgando del cuello, la nena estaba feliz. Ensimismado como estaba no se dio cuenta de qeu Juliana lo estana mirando con la boca abierta. Tenía el cristal en la mano y podia verlos.
-Fritzchie, ey Fritzchie!
-Qué?-preguntó su primo con la boca llena.
-Nos pueden ver. Los dos nos pueden ver.

-Y también oír-acotó Casimiro muerto de risa. El rey los había estado observando desde que entraron volando. Vio el hambre en la caara del más flaco y la desesperqación del más bajo. De cómo abatido por la situación se sentaba con las piernas cruzadas y pensaba en voz alta diferentes opciones  para recuperar su cristal. Y mientras miraba todo eso y veía la cara de sorpresa y deleite desu hija al ver las hadas por primera vez, esperaba.

jueves, diciembre 14, 2017

hadas 5

Fritzchie y Manchu cruzaron el bosque rapidamente, lo conocían como la palma de sus manos, porqeusi bien estaba del otro lado de la Línea Fugaz, los campamentos de la escuela se hacían ahí. La ley del reino de las hadas era clara, nadie, ningún hada menor podia salir sola del pueblo, pero el rey no era tonto , él también había sido joven, impulsivo y desobediente y prefería que los chicos conocieran el terreno que circundaba su reino a pesar de la prohibición, para evitar males mayores. Entonces, aprovechaban las clases de “frutos y flores” para hacer excursiones.
Manchu encontró la puerta enseguida y la atravesaron sin problema. Una vez del otro lado, escondidos detrás de un tallo de margarita, vieron a Juliana colgarse el cristal del cuello. Y empezaron a seguirla hasta que un monstruo Rosado empezó a gruñirles.
-Piropo!! Vení para acá .- llamó la nena. El perro seguía ladrando a un grupo de flores-Vení, te dije!!- pero al ver que no hacía caso, se agachó a recogerlo. Por sobre su hombro el perrito seguía gruñendo al cantero de flores, y entre las margaritas Manchu y Fritzchie abrazados, temblaban de miedo.
-Qué fue eso?-preguntó Fritzchie
-Ni idea, pero es enorme-contestó Manchu- Ahora no podemos investigar qué clase de animals tienen los humanos, necesito recuperar mi cristal, vamos a seguirla.

En el frente del palacio el rey y su hija seguían charlando. A Piropo se lo había llevado uno de los guardias que vigilaba la entrada, porque el perrito seguía ladrando desesperado.
Juliana le estaba contando a su papa lo del cristal que reflejaba los colores del sol, cuando el rey vio un pequeño movimientp entre los Rosales.
-…y no es una de las joyas de la reina-seguía diciendo Juliana mientras agarraba con su manita el cristal Escondido debajo del vestido- así que me lo voy a quedar para jugar.
-Me permitirías verlo?-preguntó el rey Casimiro sin sacar los ojos de la rosa amarilla con bordes rojos, la preferida de su esposa.
Juliana sacó el cristal y se lo mostró a su papá, y éste para poder verlo major se acuclilló frente a su hija y dirigiéndose a la rosa, dijo: “Creo que sería importante que TODOS nos reuniéramos en mi escritorio.”Y tomando a Juliana de la mano comenzó a subir las escaleras.

-No era que los humanos no nos podían ver?-preguntó Fritzchie más que asustado.
-Algunos pueden. Los niños en general mientras son bien pequeños, y algunos adutos que recuerdan nuestra existencia de su época infantil. Hay excepciones.
-Y ésta es justamente una de ellas-suspiró Fritzchie.
Ambas hadas volaron detrás del rey y Juliana.
-Lo que no entiendo es por qué la nena no nos puede ver-cuchicheó un primo al otro
-Todo tiene una explicación-contestó el rey  sin mirarlos
Manchu, de un codazo, hizo callar a Fritzchie. Obviamente este humano los veía y los oía perfectamente.



sábado, diciembre 09, 2017

Seguimos con las hadas. Parte 4

El rey Casimiro era un buen rey. Había heredado el trono de sunpadre, pero a diferencia de otros reyes, a él le gustaba ser rey, le gustaba ayudar a su pueblo, era justo con las leyes y los impuestos, durante su reinado construyó escuelas y bibliotecas y adornó el reino con esculturas y obras de arte. Le encantaba la música y la poesía. Había obras de teatro y conciertos cada semana. La ciudad estaba más limpia que nunca, en cada esquina había flores, los barrenderos estaban en guardia el día entero, pero la verdad, no tenían mucho trabajo porque la gente era muy prolija y no tiraba ni ensuciaba nada.
El rey Casimiro tenía un sólo problema: su hija Juliana. No me malinterpreten, no es que Juliana lo molestara o se portara mal. Al contrario. El problema era la tristeza de la princesa. Por eso, ese día, mientras miraba sus bellos jardines desde la ventana del escritorio al ver a su hija salir del laberinto caminando raro, se asustó. Pensó que se había lastimado una pierna, torcido un tobillo…Luego se asustó más aún cuando se dio cuenta de que lo que hacía raro el caminar de Juliana eran los saltitos y vueltas. Asombrado se dio cuenta de que estaba bailando. Es más, esa mueca que el rey Casimiro primero interpretó como de dolor era casi una sonrisa.
El rey Casimiro levantó el brazo derecho para tirar del cordón borravino que hacía sonar la campanita para llamar a su secretario, pero lo pensó mejor y decidió bajar él mismo al encuentro con Juliana.
El rey Casimiro era un hombre alto, delgado y muy deportista. Todas las mañanas se levantaba apenas salía el sol para correr. Lo hacía por todo el pueblo. Sus súbditos más madrugadores, acostumbrados a verlo pasar, lo saludaban. Algunos le tenían preparado un vaso con agua o jugo que el rey tomaba de un trago sin dejar de corer y agradecía muchísimo. La gente lo quería y lo demostraba de esa forma.
Así que a pesar de que sus aposentos estaban en la parte más alta del palacio, el rey llegó a la puerta antes que Juliana, bajó la gran escalinata y la esperó apoyado contra uno de los grandes leones que vigilaban la amplia escalera blanca de mármol.
Juliana vio a su papa y se acercó, hizo una reverencia y dijo muy solemne: “Buen día su Majestad”. Mientras se incorporaba, miró a los costados y rápidamente le dio un beso en la mejilla  y susurró: “Hola papá”.
A Juliana le gustaba hablar con su papá, el problema era que, desde su punto de vista, su papá no tenía tiempo suficiente para hablar con ella. Pero seamos sinceros, ser rey no es una tarea fácil y la mayoría de las veces a Juliana se le ocurría hablar con Casimiro cuando éste estaba ejerciendo su rol de mandatario, en medio de una discusión con otros reyes, dictando alguna ley, promoviendo alguna cosa, en fin, trabajando.
-Cómo amaneciste hoy, princesa?-preguntó el rey mirándola a los ojos que parecían estrellitas.
-De maravillas-contestó la nena.
-Y qué hiciste a la mañana?

-Desayuné, leí un poquito y después fui al laberinto-contestó mientras escondía su mano detrás dela espalda.

sábado, diciembre 02, 2017

parte 3

-Tengo una duda-comentó Fritzchie después de un rato de caminata-Cómo pasamos desde nuestro mundo al de los humanos?
-Hay una puerta
-Una puerta, repitió Fritzchie pensativo, y cómo la descubriste?
-Qué sabes de los poderes del cristal, parte de que está unido al mío?
-A decir verdad, nunca investigué mucho,no lo uso casi.Más que para saber como va en la tabla de posiciones FairiesGoal-confesó Fritzchie poniéndose colorado y pensando en en el equipo de Trentis, deporte favorito del reino de las hadas, de su pueblo, el mejor en muchos años.
Esa era tal vez la mayor diferencia entre ellos, Manchu también tenía el poster con la estrella del equipo colgada del techo de su habitacion, pero su pasión pasaba por otro lado. era más curioso por naturaleza, y apenas le regalaron su cristal empezó a probar sus poderes. Sabía que éstos no se iban a terminar de desarrollar hasta bien entrado en la adultez, pero comenzar temprano le ahorraría sorpresas más adelante. Durante una  de esas pruebas descubrió que podía ver el mundo de los humanos, en especial la vida de una nena con grandes ojos tristes. Desde ese momento, después de cenar, tods las noches se encerraba en su cuarto para mirar a Juliana y su vida. Justo hace unos días la había visto llorar tan pero tan desconsoladamente, que su corazón de hada casi se rompe. Y decidió ir visitarla. Sabía que no iba a poder dejarse ver, ni hablarle, pero tal vez, observando de cerca qué es lo que le provocaba tanta tristeza, podría ayudarla en algo.