Desde antes del tiempo

jueves, noviembre 30, 2017

2da parte

Fritzchie y Manchu estaban escondidos detrás del gran hongo gigante que marcaba la Línea Fugaz en el extremo norte del poblado. Era la hora de la salida de la escuela, y los cuidadores estaban más concentrados en ver pasar a las lindas hadas de los años superiores que en dos cuasi adolescentes.
Fritzchie y Manchu eran primos y los mejores amigos. Sus mamás eran hermanas, que se casaron en una boda doble, como acostumbran las hadas, con dos hermanos. Fritzchie y Manchu nacieron el mismo día con una diferencia de diez minutos, por lo que Fritzchie, el primero en ver la luz, se adjudicaba el título de primo mayor. Toda su vida compartieron todo, hasta la Fiesta de la Entrega del cristal a los 11 años. Desde que un hada empieza a cursar el kinder, se le enseña el poder del cristal, y su importancia en la ida de un hada. Es su posesión más valiosa, cada cristal es único y su poder depende del poder del dueño. Los cristales de los primos tenían otra particularidad, al ser ellos dos tan unidos, los cristales de ambos también lo ran por lo que, las raras veces en que no estaban juntos, con sólo mirar el cristal sabían el paradero del otro.
No era extraño escuchar a la madre de Manchu gritar desde se ventana lila a la ventana rosa de al lado: "Fritzchie avisale a Manchu que la comida está en la mesa"o a la mamá de Fritzchie: "Manchu, tesoro, busca a tu primo que no lo encuentro. Dile que venga".
Por eso es que Manchu no dudó ni un instante cuando se percató de que, en su excursión prohibida al reino lindante del rey Casimiro había perdido su cristal, tenía que pedir ayuda a Fritzchie.
Arupen era un poblado tranquilo, con hadas amigables que no molestaban a sus vecinos humanos o elementales. Por eso en la Línea Fugaz que circundaba el pueblo había unos pocos cuidadores, más por tradición de las épocas remotas en que el mundo peleaba contra la oscuridad, que por necesidad. Los cuidadores sabían esto, por eso la vigilancia era algo muy relajado. Más de una vez se había visto a uno de ellos bebiendo jugo de geranio, sentado en el bar del pueblo durante su ronda, "un pequeño descanso para continuar la vuelta con fuerzas renovadas"
Aprovechando las circunstancias los dos primos treparon al hongo gigante y esperaron acostados sobres sus panzas que el cuidador de turno pasara, y con un gran salto pasaron al otro lado. Corrieron todo lo que daban sus cortas piernas, cortas porque todavía no habían cumplido los 14 años, edad en la que de la noche a la mañana llegaban a la altura que iban a tener de por vida, hasta llegar al bosque que separaba fisicamente ambos reinos.

miércoles, noviembre 29, 2017

Manchu se encontró con Fritzchie detrás del álamo. Se lo notaba nervioso, restregaba sus manos sin cesar y miraba con sus ojos saltones hacia todos lados. Sus orejas puntiagudas se elevaban ante cada ruido.
-Qué pasa?-preguntó Fritzchie-A qué se debe esta urgencia?
-Perdí mi cristal-susurró Manchu
-TU CRISTAL? CÓMO QUE PERDISTE TU CRISTAL?
-Es que ayer crucé la Línea Fugaz, intentó explicar Manchu mientras hacía señas con la mano par que Fritzchie bajara el tono de voz
-La Línea Fugaz, se horrorizó Fritzchie, cómo es que cruzaste la Línea Fugaz?
-Shhhh! Que nos van a escuchar...
-Pero Manchu, cruzaste LA Línea, no lo entiendo
-Te lo voy a explicar, pero primero necesito qeu me prometas dos cosas: que no vas a decir a nadie que perdí mi cristal y que me vas a ayudar a recuperarlo.


Juliana paseaba con Piropo, su caniche rosa, por el laberinto del jardín. Estaba, como todos los días, triste. Juliana acarreaba una tristeza sin fin, de esas que no se van ni cuando sale el sol, o las primeras flores de la primavera, ni siquiera cuando un pajarito violeta se posa en su ventana para picotear las migajas que le dejaba ahí. Juliana estaba triste porque se aburría.
Estaba. como decíamos, paseando por el laberinto cuando un brillo entre las hojas le llamó la atención. Agachándose encontró un objeto que, estaba segura segurísima, jamás había visto, ni entre sus juguetes ni entre las joyas de su mamá, y eso que su mamá tenía muchas joyas.
Lo levantó, cabía perfectamente en su mano de niña. Tenía forma de prisma, todo facetado y terminaba en punta. Juliana lo empezó a girar de un lado para el otro, lo levantó y miró a través de él los cambiantes colores del sol. Cuando lo volvió a apoyar en la palma de su mano, el objeto quedó parado y de su borde superior se proyectó una imagen.
Frente a sus ojos se desplegó una escena maravillosa. Con  gran nitidez vio un valle, con cascada incluida, en el que había un pueblo con casas de todos colores imaginables y muchos inventados. A medida que la imagen se acercaba vio que las casitas eran árboles, hojas, tallos larguísimos y capullos de todas formas y tamaños. Vio un grupo de gente por las calles, muchachas altas y espigadas que tenían un paso danzarín y alegre. Detrás de ellas una banda de jóvenes que las seguían con distintos instrumentos, como si les estuvieran cantando canciones especiales para ellas. También vio niños corriendo. Volvió la mirada al primer grupo y casi se desmayó de la impresión. El grupo de adolescentes se alejaba por la calle y Juliana los veía desde atrás, y en su espalda todos, pero todos, tenían alas, más grandes o más pequeñas, transparentes y sedosas, pero alas al fin.

martes, noviembre 28, 2017

YA

A veces las ganas de escribir, por fuertes que sean, tienen como un tapón. Así me siento en este momento, como un globo al punto de explotar de ganas. Algo va a surgir, algo voy a poder plasmar. La pregunta es cuándo, y tal vez esa misma pregunta, esa necesidad ahogante esa ansiedad es lo que me tapona.
A veces me preguntó qué se necesita para volver. Y en mis delirios místicos ( por que ya no se de qué agarrarme para explicar el tema) me da miedo que lo que me "destape"sea algún evento fuerte, triste o peor.
Entonces me vuelvo a encerrar en mi misma, y sólo abro la compu para homebanking
Ya voy a llegar, ya voy a poder. Mientras tanto me distraigo con las salidas y las puestas de sol. Con el río y sus colores cambiantes y con la vida misma que transcurre y se me escapa entre los dedos. Pero ya voy a llegar