Desde antes del tiempo

viernes, mayo 26, 2006









Leer leer leer. el problema de leer es que si hago esto no escribo. O escribir escribir escribir, si lucho con las palabras, no leo. Hoy es LEVIATAN de Paul Auster, ayer AMORES EN FUGA de Schlink...en el medio, tal vez en la madrugada insomne ANGEL de Collen Mccolough (la del pájaro canta hasta morir). Y siempre los escritos de MD y Soshebar en sus blogs.
gracias

martes, mayo 16, 2006

ERTE moon


Mili


El ruido del cuchillo al caer, sacó a Mili de su ensoñación. En la larga mesa, alrededor de la cual se hallaba toda la familia reunida, se sentía, una vez más, fuera de lugar. El griterío ensordecedor de sus hermanos y primos, las risas de sus sobrinos, y el cacareo de las viejas matronas hacían de esta ocasión un suplicio más que una fiesta. Festejaban los ochenta de, “¿de cuál de las tías?”. No importaba. Mili, lo único que quería era estar lejos. Miró por el amplio ventanal y la lluviosa noche sólo aumento su deseo de huir. Cerró los ojos y con una imperceptible mueca en sus labios se retrotrajo a otra de esas cenas familiares, hacía de esto unos años, cuando conoció a su primo Ernesto, venido de la distante Venezuela, morocho, alto, de ojos carbón, “mortal”. Recordó a ambos sentados frente al gran piano de cola del living, esa noche todo tenía brillo propio, un halo dorado iluminaba hasta a las redondas naranjas del fuentón de vidrio apoyado ignominiosamente sobre la tapa negra. Recordó la locura juvenil que se apoderó de ambos, de los besos robados detrás de una las altas plantas que la tía tenía y cuidaba con esmero. Recordó, también, las manos sensuales que le recorrieron el cuerpo en los escasos días que tuvieron juntos, el frío del ocaso, sentados juntos, muy juntos, en la pared de la Costanera, y el río que en ese lejano día, parecía plateado. Ernesto volvió a su país poco después. Nunca más se vieron, nunca más se contactaron. Con el tiempo se enteró de que se había casado con la que ya fuera su prometida, otra prima, lógico, en estas familias patricias era lo esperable. Que había tenido un par de hijos y que había quedado viudo. De todo se enteraba, por las tías, que se ocupaban de ello. Mili, la bella Mili, la más hermosa de la casa, había quedado para vestir santos y todo por culpa de ese venezolano. Y Mili sonreía, siempre sonreía, porque tal vez fuera cierto eso de que Ernesto le había sacado las ganas de otro hombre, pero los recuerdos a ella le alcanzaban. No así a las rencorosas tías. Entonces, cuando esta noche el ruido del cuchillo la bajó de su nube, Mili, escuchó lo que hace años esperaba: “Viene. Con sus hijos a cuestas. Dice que a hacer negocios.” Y el brillo volvió a las cosas. Porque en su interior sabía.



viernes, mayo 05, 2006

GANADOR


Uops!, se me está vaciando la copa otra vez. Debe perder por algún lado, che. A ver si se me acercan con la bandeja otra vez. Yo, no puedo ni moverme. También, con el día que tuve, como para moverme, estoy. Estas reuniones son un plomo. Todas jovatas, amargas y rehechas. Poco para recrear la vista. Si no fuera por Beto, juro que ya me hubiera ido. Bah, ni hubiera venido. Ahora, Inesita, sí que sabe preparar fiestas. Lástima los invitados. ¡A ver nena si me traes otra copita de champagne! Moviendo el traserito, preciosa, eso, bamboleé un poco más. Típico, caliente conmigo, como todas las mucamas, siempre igual. La que está hecha una yegua es Romina. La pu... si creció la nena. Y pensar que le he dado la mamadera. Otra cosa me gustaría darle ahora.¡Che, apura la copa, que morimos de sed! ¿Comer? No, gracias. Sí así estoy bien. No, no estoy en pe... sólo es el cansancio de la oficina, te juro, Inesita. No me puedo ni mover. Pero no, mujer, dejalo a Betito, tranqui, no necesito nada de nada. Vení, agachate, una preguntita, ¿puedo? Al fin y al cabo, soy el mejor amigo de tu marido. Sí agachate, acá, al lado y decime, en serio: vos, ¿te hiciste las lolas?